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miércoles, 1 de mayo de 2019

INCLUSIÓN EN LAS ESCUELAS EN LA ACTUALIDAD

Lo que os encontrareis a continuación es un fragmento de un Trabajo de Fin de Grado de la Universidad de Alicante sobre la inclusión existente en las escuelas en la actualidad.


La educación del siglo XXI se enfrenta a diferentes retos: la incorporación de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación, conseguir una metodología activa, desarrollar el pensamiento crítico, trabajar las inteligencias múltiples, fomentar el trabajo cooperativo, desarrollar las competencias y conseguir que todos los centros apuesten por una educación inclusiva.
Lograr que las escuelas sean inclusivas, es uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la sociedad del siglo XXI. Sin embargo, todos estos beneficios solo serán posibles cuando la inclusión escolar sea real en la práctica y no una utopía o una meta a la que llegar por el camino de la integración. La inclusión, se ha reducido a la mera matriculación de ese alumno en un centro ordinario donde, simplemente, se limita a compartir un espacio físico con otros niños, pero sin formar parte activa de su mundo. (Arroyo, 2013).

La UNESCO esbozó muchas de las barreras para la implementación de la inclusión, tales como:
a) Actitudes tradicionales que tardan en desaparecer y aceptar la diversidad como un valor
educativo. Los prejuicios contra los que tienen diferencias pueden conducir a la discriminación,
que inhibe el proceso educativo.

b) Barreras físicas en las estructuras de las escuelas, restringen la accesibilidad de los estudiantes
con discapacidad. Muchos centros no tienen las instalaciones idóneas para acoger a los estudiantes con necesidades especiales.

c) Plan de estudios rígido que no permite la aplicación de distintos métodos y estrategias de enseñanza acorde a las necesidades. No reconocen los diferentes estilos de aprendizaje y aplican uno común para todos los alumnos.

d) Maestros. Según Arroyo (2013), se necesitan docentes vocacionales y valientes. Profesores que
tengan la aspiración de suplir la carencia de recursos materiales con ganas, vocación, entrega,
sensibilidad y creatividad. Así como maestros que se involucren de verdad, no solo en el avance
académico sino, y sobre todo, en la inclusión social de ese alumno. Profesores valientes que se
alejen de la rigidez de los temarios y los libros de texto y adopten nuevas metodologías que
permitan respetar las características únicas y especiales de cada uno de los niños de su clase.
Metodologías que ayuden a todos los niños de la clase a avanzar en función de sus características, intereses y capacidades, y no al ritmo impuesto por temarios y programaciones.
Se necesitan docentes que miren al alumno con discapacidad como un reto y una oportunidad,
y nunca como un problema. Si el maestro está realmente convencido de ello, su actitud será
ejemplar y logrará transmitir esa idea también al resto de niños y a sus padres.

e) Reducción de la ratio de alumnos en aulas ordinarias para evitar la masificación de las aulas y
permita al tutor de la clase prestar al alumno con discapacidad la atención que necesita, dentro
del entorno natural que es su aula.

Habrá que superar todas estas barreras a las que se enfrenta la educación pues, la inclusión aporta
numerosos beneficios a todos los estudiantes, tanto discapacitados y no discapacitados.

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