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lunes, 8 de abril de 2019

LAS RELACIONES ENTRE PARES.

Las relaciones de los niños con sus compañeros son esenciales para su adaptación psicosocial en la infancia temprana y mucho después, y desempeñan un papel clave en su desarrollo general. Promover las competencias sociales y emocionales, e intervenir en casos de dificultades en los primeros años parecen ser particularmente efectivos para fomentar experiencias positivas entre los niños.


¿Por qué es importante?  

Las relaciones entre pares en la primera infancia son esenciales para la adaptación psicosocial actual y futura. Establecidas durante lasactividades grupales o por amistades díadicas (entre 2 individuos), ellas juegan un papel importante en el desarrollo de los niños, ayudándolos a manejar nuevas habilidades sociales y a acceder a las normas sociales y procesos involucrados en las relaciones interpersonales. Este tema es de particular interés en estos días ya que un número creciente de niños está expuesto a sus pares incluso antes de entrar al colegio, en establecimientos preescolares, y porque la mayoría de ellos interactúan con hermanos de similares edades en el contexto familiar.

Resultado de imagen de NIÑOS JUNTOS DIBUJOSA más tardar a los cuatro años, la mayor parte de los niños son capaces de hacer nuevas amistades y saber cuales compañeros les agradan o desagradan. Sin embargo, entre un 5% y un 10% de ellos experimentan dificultades crónicas en las relaciones entre sus pares, como hostilidad y aislamiento. Los primeros problemas con los pares pueden producir un impacto negativo en el desarrollo social y emocional posterior del niño. Sin embargo, las intervenciones enfocadas a superar estos problemas parecen ser especialmente efectivas cuando se realizan a una temprana edad.

¿Qué sabemos?


Existe un gran número de habilidades conductuales, cognitivas y emocionales que se desarrollan en los primeros dos años de vida y que ayudan a fomentar las relaciones positivas entre pares. Éstas incluyen el manejo de la atención conjunta, la inhibición de impulsos, la imitación de acciones que realizan sus compañeros, la comprensión de las relaciones de causa – efecto, y el desarrollo de destrezas de lenguaje. Algunos factores externos, como las relaciones de los niños con los miembros de su familia y sus antecedentes culturales o socioeconómicos, y factores culturales como discapacidades conductuales, de desarrollo o intelectuales, también pueden influir en las experiencias entre pares.

Antecedentes de problemas de relaciones entre pares

Resultado de imagen de diversidad funcional dibujoLos infantes con discapacidades, que a menudo presentan varias de las habilidades básicas mencionadas anteriormente, tienden a tener más dificultades en su socialización que sus pares que tienen un desarrollo normal. En particular, los niños con problemas severos de comunicación, que se aíslan, que poseen limitadas habilidades sociales y/o destrezas motoras tienden a desarrollar actitudes inadecuadas (agresivas), interactuar menos con sus compañeros, y como resultado, ser menos aceptados por sus pares.

Incluso en niños que no presentan dificultades, uno de los factores claves asociados a los problemas de relaciones con otros niños es la conducta. Aquéllos que son agresivos, hiperactivos o retraídos a menudo enfrentan un mayor rechazo.

La relación entre la conducta agresiva y el rechazo de los pares puede variar según factores como género, etapa de desarrollo y grupo de pares. Por ejemplo, la asociación agresividad – rechazo es más directa en los párvulos o en aquéllos que cursan los primeros años de escuela que en los siguientes años de la infancia. Los niños agresivos también pueden ser más populares cuando pertenecen a un grupo de niños más proclives o neutrales hacia este tipo de conductas y pueden disimular dificultades para hacerse de nuevas amistades entre amigos que presentan rasgos similares de comportamiento.

Sin embargo, la ausencia de una conducta proactiva socialmente, más que la agresividad, puede producir el rechazo de los pares. Los niños tímidos y retraídos también experimentan problemas de relaciones entre sus pares, aunque éstas son mucho más propensas a producirse en los años siguientes al preescolar. 

Impacto de problemas por relaciones entre pares 

A corto y largo plazo, las relaciones problemáticas con los pares están asociadas a los fracasos escolares y al bajo rendimiento académico. Entre otras causas, el conflicto y rechazo de compañeros puede inhibir la motivación de los niños a participar en las actividades que se desarrollan en el aula. Aquéllos que son amigables y aceptados por sus compañeros, generalmente están más interesados en participar.

Resultado de imagen de niños con fracaso escolar dibujoA largo plazo, las primeras dificultades de interacciones entre pares se correlacionan con diversos problemas de adaptación en la adolescencia y en el adulto joven, tales como deserción escolar, conducta antisocial y problemas emocionales, que se traducen en aislamiento, depresión y ansiedad. Pese a que existe limitada evidencia sobre consecuencias posteriores de problemas que enfrentan los preescolares en sus relaciones con sus compañeros, otras causas potenciales (por ejemplo, factores personales o ambientales) no han sido descartadas. Sin embargo, los riesgos de desadaptación en niños con problemas conductuales y emocionales parecen estar exacerbados por el rechazo de sus pares. En cambio, las primeras amistades y relaciones positivas con el grupo de pares parecen proteger a los niños en riesgo contra futuros problemas psicológicos.

Las relaciones entre hermanos son un tipo especial de relación entre pares, más íntima y propensa a una mayor duración que cualquier otra relación en el curso de la vida de las personas. Ellas proveen un importante contexto para el desarrollo de la comprensión infantil del mundo, las emociones, pensamientos, intenciones y creencias de aquéllos que lo rodean. Asimismo, los frecuentes conflictos con los hermanos durante la infancia están asociados a una posterior desadaptación, incluyendo la aparición de tendencias violentas.

¿Qué podemos hacer?


Programas de prevención 

Dos tipos de programas de prevención diseñados para estimular las competencias de los niños preescolares han demostrado producir impactos positivos: por una parte, los programas universales, los cuales son impartidos por docentes y dirigidos al conjunto de la clase para fomentar el aprendizaje social y las relaciones positivas con los pares; y los programas específicos, que se enfocan en remediar los déficits de habilidades y reducir los problemas de conducta existentes que puedan crear problemas de relación de algunos niños con sus compañeros.

Los estudios realizados sugieren que la implementación de ambos tipos de intervenciones puede proporcionar un continuo óptimo en los servicios. Los programas universales también podrían mejorar la eficacia de los programas específicos, al volver el ambiente del aula más receptivo y positivo hacia las habilidades emergentes de los niños que son el objetivo de los programas específicos. Sin embargo, se debe considerar los costos y beneficios para la implementación de programas universales.

Todos los preescolares deberían aprender un rango de destrezas asociadas a la aceptación de sus pares y que los proteja contra el rechazo de sus compañeros. En los primeros años, éstos incluyen habilidades de juegos conjuntos, destrezas de lenguaje y comunicación, comprensión y regulación emocional, junto a control de la agresividad y capacidad para la resolución de problemas. Los programas universales se han diseñado para potenciar estas habilidades, y parece que el currículo de educación inicial que incluye lecciones para presentar destrezas (con historias de ejemplos, mascotas y cuadros) y actividades prácticas guiadas (improvisaciones y juegos) para mejorar las destrezas socio-emocionales en las aulas, producen impactos positivos.
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Entre los ingredientes claves de los programas específicos efectivos figuran la capacitación de niños pequeños de forma colaborativa y las destrezas de comunicación, así como el proveer de actividades de generalización en el contexto de la sala de clases. Se ha comprobado que estos programas son efectivos en niños que presentan un bajo nivel de aceptación de sus pares o que tienen problemas socio-conductuales y discapacidades evolutivas.

Para fomentar experiencias positivas entre los compañeros, especialmente en niños con discapacidades, los programas inclusivos en un grupo de niños que han desarrollado una adecuada adaptación al grupo debería ser la primera elección educativa. De hecho, los niños discapacitados a menudo requieren de intervenciones programadas, a nivel individual y sistemático, así como de estrategias de enseñanza para estimular la competencia social relacionada a los pares, y un hecho determinante del éxito de estas intervenciones es el acceso a un grupo socialmente competente. Los niños con bajos antecedentes socioeconómicos o procedentes de minorías étnicas también representan poblaciones en riesgo de tener relaciones difíciles con otros niños. En los años preescolares, el juego entre pares es un contexto natural y dinámico para reforzar la adquisición de importantes competencias sociales, y las intervenciones que se realizan en este contexto han aparecido como los medios más efectivos para mejorar las interacciones de estos niños con sus pares. El desarrollo e implementación de estos programas, en alianza con educadores especialistas en la primera infancia y con familiares, aumenta la relevancia en los niños procedentes de diversas culturas y antecedentes socioeconómicos.

Los programas de intervención orientados a las relaciones problemáticas con los hermanos están en sus inicios, pero evidencias recientes sugieren que el entrenamiento de destrezas sociales puede ayudar a reducir los conflictos entre los hermanos pequeños y aumentar sus interacciones prosociales.

Las intervenciones destinadas a los padres se enfocan en capacitarlos para que puedan mediar en los conflictos entre sus hijos más que a decidir por ellos. Al estructurar el proceso de negociación e incluso al dejar la resolución final en las manos de los mismos niños, este tipo de programas no sólo busca mejorar los resultados de los conflictos, sino ayudar a los niños a entenderse mutuamente y a desarrollar formas constructivas para resolver conflictos.

Desafíos 

Tanto en los Estados Unidos como en Canadá, la educación inicial consiste en un fragmentado mosaico de programas sin una agencia regulatoria a nivel nacional, sin un marco de trabajo organizacional y sin un sistema coordinado de apoyo. Así, un importante desafío para las autoridades políticas consiste en encontrar una forma de difundir la información, capacitar adecuadamente a los padres, al personal de guardería y a los maestros para formular currículos de destrezas sociales disponibles al vasto número de programas vinculados precariamente que atiendan a niños en edad preescolar, y monitoreen la calidad de estos programas.
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Además, en la medida en que la literatura especializada ofrezca diferentes prospectos para el diseño y la implementación de la prevención e intervención de programas, se necesitará realizar ensayos aleatorios, especialmente para las intervenciones preventivas con este particular grupo etáreo.

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